El "Así, así gana el Madrid" se oyó 32 años después

El ya lejano 25-11-1979 acuñó un cántico futbolístico que sigue de candente actualidad. Si por aquel entonces un altercado entre Isidoro San José y Enzo Ferrero dio la vuelta al mundo tras la expulsión de éste último al ritmo del famoso cántico “Así, así, así gana el Madrid”; en la puesta de largo de la temporada 2012 de Futbol Indoor volvió a suceder. Y sucedió por la polémica forma en que el Real Madrid se alzó con la Supercopa Indoor.

El partido perteneció 57 minutos al Sporting, vigente rey de la Liga Fertiberia. En ellos, un excelso Tomás y su repóquer de goles tiraron de los suyos (Cotelo, Fredi y  Abelardo estuvieron enormes) hasta llegar al 8-4 que campeaba en el marcador. El Real Madrid echaba en falta algunos cromos importantes, y se encomendaba al innegable oficio atesorado para mantenerse vivo en la contienda.

Los hermanos Pérez Muñoz y Julio Llorente  enchufaron en un suspiro 4 goles en un partido que parecía sentenciado, con el engalanado Palacio de Deportes de La Guía, a tan sólo 500 metros de El Molinón,  cantando el “campeones”, cuando no silbando a Julio Llorente por un lance mediada la segunda mitad con Mario Cotelo que el respetable no olvidó a lo largo del partido.

Alfonso Pérez, en jugada individual, acortó distancias en el 57. Su hermano Iván, se aprovechó de la relajación astur de nuevo, al filo del minuto 60. El colegiado Carlos Megía Dávila (actual empleado del Real Madrid) decretó dos minutos más de descuento, en los que el Sporting siguió sesteando y jugando con  el crono. Un  nuevo gol de Iván (a la postre incomprensible MVP del partido) en el primer minuto del añadido, devolvió al Sporting a la realidad de sopetón. Desbordados por este sueño convertido en pesadilla, no dudaron en especular  y el tiro les salió  por la culata. El increpado Julio Llorente, en el minuto cuatro del descuento (prolongado sin motivo por el árbitro), metió un gol que se celebró de una manera nunca vista en Indoor. Y no era para menos; había logrado el empate, en un ambiente hostil en el que los grandes peloteros de toda la vida como él, se crecen. En ese momento, Megía Dávila sí consideró suficiente la prolongación y decretó el final del partido. Había que ir al tiempo extra.

La prórroga, coser y cantar para los blancos. O lo que es lo mismo, en el tiempo extra suele ganar el que viene por detrás en el marcador, y más con semejante refuerzo positivo. Enfrente no había oposición.

Mientras  los de Redondo asistían atónitos a ésta remontada in extremis, el respetable entonaba el cántico, ya mítico entre dos enemigos encarnizados en lo futbolístico, pero dos aficiones cabales y deportivas sin las que el balompié patrio no sería el mismo. Historias, que 32 años después por fin han llegado al Indoor; hogar de amantes del fútbol, aficionados de ahora y de siempre…

Con todo, hay que felicitar al Real Madrid por su fe en la victoria y un espíritu luchador incansable, que les hizo ganadores de este trofeo.